Costes, voluntariedad de cuotas, requisitos de admisión e inspección de las administraciones, los caballos de batalla.
Por Ángel Martínez González-Tablas (es ex catedrático de Economía de la UCM y ex presidente de la fundación FUHEM)
Hoy queremos recomendaros un interesantísimo artículo que nos hacen llegar los compañeros de FUHEM. Está publicado en la revista digital CTXT Contexto y Acción que aborda de manera clara y precisa el problema de la Enseñanza Concertada y que ha sido escrito por D. Angel Martinez González-Tablas.
“… La mezcla de verdades y mentiras en torno a la enseñanza concertada ha calado tan hondo en la conciencia social que todos –actores educativos, partidos políticos, movimientos sociales, medios de opinión y ciudadanía en general– nos hemos acostumbrado a vivir y a opinar dentro de una mentira colectiva en la que se trata como si fuera un conjunto homogéneo una escuela concertada marcada por la diversidad (educadores religiosos de larga trayectoria, iniciativas sin ánimo de lucro, nuevos entrantes en el mundo de la educación), en la que se ocultan hechos obvios (insuficiente grado de cobertura de los costes necesarios para poder impartir la educación que se postula), en la que se atribuyen a todos los que sólo son comportamientos de algunos (es la escuela concertada y no los infractores quienes ocupan los titulares), en la que, echando la culpa al empedrado, no se ejercen las competencias disponibles (de inspección y sanción por las Administraciones públicas que pueden legislar o que tienen transferidas las competencias). Esta mentira estructural favorece y encubre los comportamientos menos deseables que se difuminan en una dinámica social en la que mucho de lo que se dice o es falso o son medias verdades, con lo que sus prácticas concretas pasan a ser unas más entre muchas.
Si aspiramos a la gratuidad, las administraciones públicas tienen que proporcionar recursos, porque si no se cubren los costes necesarios la gratuidad es imposible. No engañemos, esos costes no son una entelequia vaporosa, son identificables y mensurables de forma objetiva.
Atrevámonos a mirar de frente a esta realidad. Salgamos de la niebla que diluye el perfil de las cosas. Hagamos lo que está a nuestro alcance, aunque las circunstancias del momento político no permitan abrir el gran debate que sería necesario. Sólo con un punto de honestidad y de pragmatismo, cuatro puntos sencillos, fáciles de entender, podrían contribuir de forma muy significativa.”
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